Restos del Fuerte del Príncipe o de La Picuriña

      De los múltiples fuertes que formaron parte del sistema defensivo de la ciudad, el Fuerte de San Cristóbal es el único completo que se conserva. Se construyó durante la Guerra de Restauración con Portugal, en el siglo XVII. Este fuerte fue uno de los primeros elementos modernos del Sistema Abaluartado de defensa de la ciudad, que estaba sustituyendo a las murallas medievales.

      El fuerte es de forma cuadrada, con dos baluartes acompañados de revellín. Todo el perímetro de las murallas del fuerte está rodeado por un foso revestido, sobre el cual se asienta otro muro y un paseo de ronda. Desde la entrada al fuerte partía un camino cubierto (se pueden observar trozos) que conducía a la Puerta de San Vicente en el Hornabeque del Puente de Palmas.

Vista aérea del Fuerte de San Cristóbal (©2012 Google)

Baluarte del extremo noroeste

Vista de la Alcazaba desde el Fuerte de San Cristóbal

Pequeño baluarte del extremo sureste, contiguo a la entrada al fuerte.

Vista del camino cubierto, por encima del borde externo del foso (a la derecha). Al fondo, el revellín.

Baluarte del extremo suroeste, y el foso que lo rodea.

Revellín frente a la cortina que une los dos baluartes de la cara oeste del Fuerte.

El revellín visto desde la cortina del fuerte. Se aprecia la forma triangular, el foso y el paseo de ronda protegido por muro en la parte más externa

En la zona de la entrada al fuerte se encuentran muros con multitud de aspilleras para proteger dicha entrada.

Entrada al fuerte, aquí arrancaba el camino cubierto que conducía al Hornabeque del Puente de Palmas. Aun se aprecian restos de dicho camino cubierto.

Como se aprecia en las fotografías, las edificaciones interiores del fuerte se encuentran en total ruina y abandono, además de ser objeto de vandalismo junto con el resto del fuerte.

     Otro de los fuertes con los que contaba la ciudad fue el Fuerte del Príncipe o de La Picuriña. Su construcción se inició en 1705, y estuvo en pie hasta los años 70 del siglo XX, cuando fue demolido, quedando en pie solo algunas edificaciones del mismo. Consistía en una fortificación exenta, rodeada de foso perimetral, con un único acceso a través de un puente para salvar el foso. Éste, a su vez, comunicaba con la ciudad a través de un camino cubierto.       

     En su interior contaba con almacenes y dependencias, utilizando la propia muralla como fachada. El espacio libre, de planta triangular, conformaba el patio de armas. En la parte superior de la muralla se abrían hasta veinte cañoneras, y en los vértices de cada lado se disponían garitas de guardia. Así mismo, contaba con troneras en la parte baja de la muralla, para proteger el foso y el camino cubierto.