En el lugar que hoy se ubica la ciudad de Badajoz debió existir un asentamiento estable, al menos desde el siglo VI. Esta afirmación se apoya en dos hechos, el primero es que en las crónicas de Aben Adari (s. XIII) se menciona que la ciudad de Badajoz fue fundada sobre una aldea preexistente. En segundo lugar, en las escasas excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en el siglo XX se encontraron numerosos restos pre-islámicos, como por ejemplo la necrópolis visigoda de La Picuriña. Con la llegada de los musulmanes, muchas piezas pertenecientes a las construcciones preexistentes fueron reutilizadas en sus construcciones. La Alcazaba es un buen ejemplo de esto, puesto que en sus puertas, torres y muros, y en las construcciones interiores de la misma, se encontraban bastantes de estas piezas. De las que aún se conservan, algunas están en el mismo lugar, y otras están depositadas en el Museo Arqueológico Provincial. Otros de los elementos reaprovechados acabaron dispersos por la ciudad formando parte de construcciones posteriores, como se puede apreciar por ejemplo en las Plazas Alta y de San José, en el cercano edificio de La Galera, y en diversos puntos del Casco Antiguo de la ciudad.

     Como se ha mencionado anteriormente, muchos elementos de las construcciones visigodas preexistentes fueron utilizados como material de relleno, refuerzo o decorativo en la Alcazaba y sus posteriores ampliaciones y reformas. En la Alcazaba se encuentran aun mutitud de estos elementos. Observando detenidamente los encontraremos por todos lados. A continuación repasaremos algunos de ellos.   

     En la Puerta del Capitel encontramos dos fustes de mármol liso, presumiblemente visigodos, en las esquinas de su torre defensiva. Las quicialeras de la puerta, donde se asentaban las hojas que la cerraban, también están realizadas con piezas reaprovechadas. En este caso, a partir de una pilastra partida, decorada con motivos vegetales.

    De la misma manera en el acceso en recodo a la Puerta de Yelves encontramos dos más a modo decorativo y de refuerzo: un fuste liso, y una pilastra estriada (ver más abajo). Cabe mencionar también que en la ampliación de la Puerta de Carros (1912-1914) se dañó la Puerta de Yelves y su torre, apareciendo más restos visigodos entre los escombros. Por último, en la Puerta de la Coracha encontramos otro fragmento de columna visigoda, formando parte de una de las jambas de la puerta. Junto al portillo que da acceso a la Puerta del Alpéndiz desde el exterior de la Alcazaba, en la base de la Torre de dicha puerta, aparece otro fragmento de columna visigoda reaprovechado.

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Esta interesante pilastra, de más de dos metros de largo y más de 30 cm de ancho, se ubica en la Puerta de Yelves. Presenta dos lados opuestos estriados (uno de ellos oculto), un tercer lado liso, y un último lado con una inscripción pre-islámica (también oculto). Debido al deterioro de los muros, la inscripción es visible en la actualidad. Es una pieza muy interesante, y sobre la que aun queda mucho por estudiar. La inscripción es ABRAMANVSDVLCEMPAN, y para más información sobre ella consultar el artículo de Fernando de la Iglesia Ruiz sobre el tema en Historias de Badajoz.

   Fuste liso en la portada exterior de la Puerta de Yelves

Fragmento de columna reutilizado como jamba en la Puerta de la Coracha.

     De otras torres de la Alcazaba también se extrajeron piezas visigodas de interés. En la Torre Espantaperros se encontraron un pilar profusamente decorado por las cuatro caras y parte de una pilastrilla decorada por tres de sus lados. De una torre que se encontraba en la Plaza de San José (derribada en el s. XIX) se retiraron dos pilastras de tres caras decoradas, dos grandes tableros, que podrían haber sido jambas de una puerta, y un pilar muy parecido al extraído anteriormente de la torre de Espantaperros. Todas estas piezas están depositadas en el Museo Arqueológico Provincial.     

Varias de las múltiples piezas visigodas que se pueden observar en las torres adosadas y albarranas que miran hacia la Plaza Alta y la Plaza de San José

     En el interior del recinto de la Alcazaba podemos encontrar otros restos de origen visigodo, como por ejemplo los restos de las columnas de la antigua Iglesia de Santa María de Calatrava, varias de las cuales permanecen en pie. Así mismo en las traseras del Palacio de los Duques de La Roca encontramos piezas similares.

Fustes de columnas visigodas utilizados en la construcción de la antigua Iglesia de Santa María de Calatrava, ocultos entre la maleza.

Junto al portillo que da acceso a la Puerta del Alpéndiz desde el exterior de la Alcazaba, en la base de la Torre de dicha puerta, aparece otro fragmento de columna visigoda reaprovechado.

      En la Plaza de San José encontramos varias piezas pre-islámicas reaprovechadas. Es el caso de las columnas de los soportales de las Casas Mudéjares. En ellos encontramos tres fustes, con distintos capiteles y cimacios, e incluso alguno más en el interior de las Casas.
      Junto al Arco del Peso, entre la Plaza Alta y la de San José, encontramos varios fustes, capiteles y cimacios. Son de destacar un capitel decorado con motivos vegetales, y un cimacio con motivos geométricos, ambos en el lado de la Plaza Alta. En esta plaza encontramos, además muchas otras piezas reaprovechadas en las Casas Consistoriales y sus edificios colindantes, así como en la casa-torre que se sitúa al otro lado de la Plaza, frente a éstas. Fustes de mármol rosa, basamentos, capiteles, etc… forman una interesante y larga lista de elementos visigodos que merece la pena tener en cuenta.   

Capitel y fuste visigodos reaprovechados en los edificios contiguos al Arco del Peso, en la Plaza Alta

Los soportales de las Antiguas Casas Consistoriales, y los de los edificios que se sitúan a ammbos lados, contienen diversos capiteles, fustes y basamentos de origen visigodo.

Cimacio y fuste visigodos reaprovechados en la casa-torre situada frente a las Antiguas Casas Consistoriales, en la Plaza Alta

Cimacios y fustes visigodos de la Casa-torre frente a las Casas Consistoriales, y del edificio del antiguo Balcón Eclesiástico

   Los soportales de las Casas Mudéjares (Plaza de San José) conservan fustes y capiteles de origen visigodo de distintos tipos.

     Además de las piezas visigodas que se encuentran en la Torre Vieja, los Jardines de La Galera acogen algunas más: por un lado, cuatro fustes visigodos que flanquean la entrada al Edificio de La Galera propiamente dicho. El interior de este edificio acoge en su interior diversos capiteles y fustes formando parte de las columnas que soportan las bóvedas. Por otro lado, la antigua portada de mármol del desaparecido Seminario de San Atón, que en la actualidad decora la fachada de estos jardines, contiene una pilastra decorada con cruces, a modo de jamba izquierda.

     Además de la Alcazaba y sus alrededores, distintos edificios y calles de la ciudad también muestran aun restos de aquellas piezas visigodas reaprovechadas (algunas en más de una ocasión): puertas, brocales de pozo, refuerzos de esquinas, y un largo etcétera. Por último, en las afueras de la ciudad se han ido encontrando yamcimientos visigodos a lo largo del tiempo, como por ejemplo la necrópolis de la Carretera de Sevilla.

      El Museo Arqueológico Provincial posee numerosas piezas de origen visigodo de toda la provincia de Badajoz. Las que proceden de Badajoz ciudad fueron encontradas principalmente en la Alcazaba o sus alrededores, como ya se ha descrito previamente. A continuación se muestran algunas pilastras decoradas encontradas en el recinto de la Alcazaba:

Referencias:

• "Los antecedentes visigodos de la Alcazaba de Badajoz", de María Cruz Villalón. Norba. Revista de arte, geografía e historia, ISSN 0211-0636, Nº 2, 1981 , págs. 23-30.

• "Del Badajoz hispano-visigodo y mozárabe", de Fernando de La Iglesia Ruiz. Asoc. Amigos de Badajoz, Revista Sharia nº 68 y 69, 2011.

• "Vestigios visigodos en el casco histórico de Badajoz", de Samuel Rodríguez Carrero, http://caminosdecultura.blogspot.com